Por que no se traga el humo del puro
El mundo del tabaco es vasto y sofisticado, y entre sus múltiples variedades, el puro se alza como uno de sus máximos exponentes.
Disfrutar de un puro es un ritual que va más allá de simplemente encenderlo y fumarlo. Es una experiencia sensorial que se vive desde que se escoge el puro, pasando por el corte y encendido, hasta la última calada.
Pero una pregunta recurrente entre principiantes es: ¿por qué no se traga el humo del puro? Aquí te explicaremos las razones detrás de esta tradición.
Una experiencia de sabor, no de inhalación
A diferencia de los cigarrillos, que se inhalan para obtener la nicotina en los pulmones, los puros están diseñados para ser degustados en la boca. La riqueza de sabores de un puro proviene de la fermentación y envejecimiento de las hojas de tabaco, y esta paleta de sabores se disfruta mejor en el paladar y no en los pulmones.
Salud y bienestar
Tragar el humo de cualquier producto del tabaco conlleva riesgos para la salud. En el caso de los puros, la concentración de nicotina es significativamente mayor que en los cigarrillos.
Si se inhala directamente a los pulmones, podría provocar mareos o náuseas. Además, el humo de los puros es más denso y pesado, lo que puede ser irritante para los pulmones.
Tradición y etiqueta
El arte de fumar puros tiene siglos de historia y con él, han surgido tradiciones y etiquetas que los aficionados respetan. No tragar el humo es parte de esta etiqueta, que busca garantizar la mejor experiencia posible al fumador.
Por supuesto, para llegar a disfrutar del sabor y aroma de un puro, hay ciertos pasos previos esenciales. Uno de ellos es saber como encender un puro. Un encendido inadecuado puede arruinar toda la experiencia, por lo que es crucial hacerlo correctamente.
Además, previo a esto, es vital entender como se corta un puro, ya que un corte inapropiado puede afectar la combustión y el flujo del humo.